jueves, 9 de diciembre de 2010

Editorial

Hoy nos presentamos como un proyecto nuevo y distinto, La Higuerilla busca ser el medio donde se exprese la voz de <<aquellos que en la vida están privados de la palabra>>, como lo diría Ribeyro cuando le preguntaran por qué la palabra del mudo. Pero el proyecto no es tan solo eso, en el clima político que actualmente vive el Perú no bastaría las ganas de lanzarse a esa empresa noble, y olvidada por muchos, que es levantar el grito por los que no tienen un espacio para hacerlo, aplastados por un sistema político-económico que nos lleva a preocuparnos exclusivamente de las divisas y aspiraciones meramente personales, olvidando que los individuos también forman parte de un pueblo, de una sociedad donde existen más individuos con el mismo derecho a obtener el grado mínimo de necesidades resueltas para que se pueda vivir en una dignidad humana. No, y de ahí se explica el nombre, porque como decía Ribeyro en su cuento Al pie del acantilado: <<nosotros somos como la higuerilla, como esa planta salvaje que brota y se multiplica en los lugares más amargos y escarpados… No le dan tregua el sol ni la sal de los vientos del mar, la pisan los hombres y los tractores, pero la higuerilla sigue creciendo, propagándose, alimentándose de piedras y basura. Por eso digo que somos como la higuerilla, nosotros, la gente del pueblo. Allí donde el hombre de la costa encuentra una higuerilla, allí hace su casa porque sabe que allí podrá también él vivir>>. Para poder ser como ambicionamos, un proyecto nuevo y distinto que exprese las angustias, temores y esperanzas de la mayoría, necesitamos adherir esa tenacidad que Ribeyro nos revela existe en aquella planta costeña (y que acaso es el alma de todo peruano), esa capacidad de sobrevivir y crecer ante todo tipo de clima, ante todo tipo de adversidad. Para eso debemos elevar la voz con firmeza y consecuencia, pero sobre todo de manera distinta. La Higuerilla, por eso, busca ser un espacio político, pero también un espacio cultural porque creemos que la mejor forma de llevarle a la gente una voz es dándoles cultura, esa arma poderosa que son las letras. Arte libre, independiente, sin sesgos políticos o ideológicos de algún tipo, dándoles espacio a esas plumas jóvenes que buscan ofrecernos, a través de la imaginación, una nueva forma de ver el mundo. Sólo abarcando todos estos puntos creemos que podremos conseguir el objetivo que ansiamos. Errores, contratiempos, fatiga, sabemos que encontraremos, y con elevada dosis, en el camino (camino que se nos ha revelado como algo inevitable, nos ha escogido y nos ha marcado su milenario signo). Sin embargo, eso significa ser un proyecto nuevo y ambicioso, enfrentarse a las olas de un mar furioso que no quiere vernos más que naufragar. Esperamos estar a la altura de aquel propósito y encomienda heredado que comienza con Gonzáles Prada y continúa con otros enormes escritores y poetas como Vallejo y Arguedas hasta llegar a Ribeyro: seguir creciendo a pesar del terreno adverso y los vientos huracanados que se nos presenten a lo largo de esta travesía. Desde ahora lo decimos, y lo repetimos: somos como la higuerilla, nosotros, como esa planta salvaje que brota y se multiplica en los lugares más amargos y escarpados. Nosotros que hemos escuchado el canto de un hermoso cuerno que anuncia el nacimiento de una Era azul.

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